Para nosotros es muy satisfactorio poder comunicarnos con ustedes a través de estas líneas, líneas escritas no solo desde nuestras experiencias personales, sino también profesional. Nuestro transitar por estos caminos del crecimiento personal nos ha ayudado y capacitado para poder ofrecer una amplia gama de herramientas que ponemos a tu disposición para que juntos podamos crecer y nutrirnos, porque no… de tus experiencias de vida también.
Como en los artículos anteriores estuvimos hablando del porque muchas veces no vemos los resultados tan anhelados de transformación de ciertas aptitudes que nos impiden evolucionar y ser una mejor versión de nosotros mismos. Es importante tomarnos un tiempo también para detenernos y revisar nuestro ser, allí en lo más profundo y sobre todo sin juicios peyorativos. Sin achacar culpas a nadie, porque eso lejos de ayudarnos a encontrar la solución, nos hunde en un sinfín de trampas que evaden nuestra propia responsabilidad e incluso nos niega la posibilidad de ser objetivos.
¿Cuántos años tenemos siendo de una manera determinada? Esa que hoy deseamos cambiar…Yo siempre pongo como ejemplo una cebolla…todos sabemos que tiene muchas capas y si queremos llegar hasta su centro debemos ir eliminándolas una por una, tal vez unas cuantas las quitemos con facilidad, pero otras nos harán llorar y mucho… y así nos sucede a nosotros también. A medida que nos acercamos a ese centro, allí donde todo comienza, nos encontramos con nuestro niño… el alma inocente que también decidió aprender o experimentar muchas veces a través del dolor. A medida que vamos creciendo nos vamos alejando del verdadero sentido de la vida, que nos otro, sino ser felices. Mi maestro de Renacimiento o Rebirthing (Técnica que te enseña a cambiar tus pensamientos, entre otras cuestiones) siempre nos decía que lo ideal es que integremos en nuestro ser, lo siguiente: que la vida nos sostiene al igual que lo hace el útero de nuestras madres. Cuando estamos allí, nos nutrimos, crecemos y no nos hace falta nada, porque todo nos he dado.
Hasta aquí vamos bien y todo parece muy bonito… el verdadero reto es integrar eso en nuestro sistema de creencias. Al ir creciendo vamos desarrollando ciertos pensamientos basados en toda la información que vamos experimentando, sobre todo desde que salimos del vientre de nuestra madre (aunque también estando allí, generamos pensamientos relacionados con la experiencia que esté viviendo ella, como ya es sabido, nosotros percibimos y captamos todo lo que pasa afuera y dentro de mamá, como por ejemplo sus estados de ánimo… recuerdo cuando estaba embaraza y mi bebe escuchaba la voz de su papá o él me tocaba mi barriguita, enseguida se movía ). Estando ya afuera empieza un mundo de sensaciones nuevas para nosotros que junto a las creencias que desarrollamos en el vientre de mamá van condicionando nuestro ser. Como dice un conocido coach llamado Carlos Fraga: “a nosotros nos enseñaron a ser bueno y no felices” y muchas veces eso de “ser buenos” nos atrapa o nos inhibe y por tanto nos causa dolor.
Estamos condicionados por muchos factores externos para aprender a vivir en una sociedad, a acatar normas, leyes y comportamientos de acuerdo a nuestras culturas, entornos familiares y sociales. Esto no quiere decir que esté en contra de las normas o leyes que nos ayudan a vivir dentro de una sociedad, a pertenecer a un clan familiar etc. son necesarias, ya que sino estaríamos viviendo en una anarquía total. No me refiero a eso, a lo que sí quiero ponerle la lupa, es a esas situaciones de nuestra vida en la que decidimos, consciente o inconscientemente, dejar de ser nosotros mismos, en su esencia más pura, en lo que realmente venimos a experimentar en este plano de la manifestación, es allí donde estaría el verdadero trabajo amoroso con nosotros mismo. Para ello es necesario ir viendo lo que se ha ido tejiendo con los hilos invisibles llamados lealtades. Esa lealtad de repetir patrones, que nos alejan de nuestra verdadero ser o vocación, como por ejemplo estudiar medicina porque en la familia hay toda una tradición profesional, entonces estudiamos para ser doctor o algo que este muy relacionado con esta área, ya que eso nos permite seguir estando o perteneciendo a nuestro clan, o para que nuestros padres estén felices y súper orgullosos porque el niñ@ es doctor como su padre o madre!!! Qué bueno es mi niñ@ (dirá alguno de los dos padres... y cuidado si no los dos) y a lo mejor nos hubiese gustado estudiar artes o alguna otra profesión, donde podríamos ser y hacer lo que realmente nos haga felices. Entonces me pregunto… ¿Por qué no lo hacemos? la respuesta es porque tenemos una gran necesidad de pertenecer a algo o a alguien. (Llamase familia, país, clubes, etc)
Pero de repente algo se despierta en nosotros, es un no sé qué, que nos incomoda, que se revela, llevándonos a consecuencias que muchas veces no sabemos gestionar, llevándonos a una insatisfacción no solo profesional sino personal, nos volvemos irritables, en ocasiones depresivos, podemos incluso desarrollar desórdenes alimenticios, sufriendo picos emocionales que se salen de nuestro control como estallidos de rabia o tristeza.
Es allí donde debemos hacer un stop, en ese instante que nos iluminamos,( sin connotaciones religiosas) por así decirlo, y que nos invita a reflexionar. En ese despertar, que tiene dos vertientes siendo una de ellas, la búsqueda de las formas más idóneas para salir de dichas lealtades. En esa búsqueda nos encontramos con que debemos abandonar nuestras antiguas creencias e incluso valores y sobre todo reprogramar nuestros pensamientos, esos que nos han limitado, por pensamientos potenciadores que nos ayuden a cambiar nuestras creencias, para luego reinventarnos y sacar una versión mejorada de nuestro ser. Para eso hay múltiples herramientas a nuestro alcance, claro está, todo esto va a depender del grado de compromiso que tengamos con nosotros mismo.
¿Estás listo para darle un giro importante a tu vida? ¿Quieres?
Si has dicho un Siiii … de esos que te salen del alma, ponemos a tu alcance es el método pasivo de reprogramación mental Subliminalchance que consistente en escuchar los audios binaurales que junto a los mensajes subliminales personalizados (que insertamos en los distintos audios) forman parte de un compendio de estrategias para lograr el objetivo o meta final. Nótese que aclaro que esta propuesta forma parte de un compendio, es decir, que además hay que hacer un trabajo más profundo…no solo es escuchar los audios, es trabajar con afirmaciones y/o decretos que te hagan clip, que se acomoden a tu requerimiento, que cuando las digas y las escribas sientas que te pertenecen, que te lo crees…en fin que es para ti. Esto va a requerir de constancia y disciplina de tu parte…¿y que no es así, si quieres ver los resultados…?
Contaras también con nuestra orientación para realizar otro tipo de actividades, de nuestro apoyo y seguimiento, que harán vivenciar tú logro, ya una vez trascendiendo lo que antes te ataba, para Reencontrándote de nuevo, llegando a el centro de la cebolla!!! (recuerdas…allí donde está tu niño, el que desea que seas feliz, porque lo tienes todo)
Ahora vamos con la segunda vertiente de ese stop, de ese despertar, y es la siguiente…que aunque nos demos cuenta que hay algo que no nos hace felices, sigamos estando allí en nuestra zona de confort, que es la zona donde nos sentimos que tenemos el control, porque ya es conocido y nos manejamos como pez en el agua, a pesar que sabemos que no nos trae ninguna sensaciones de bienestar, y nos aleja de la idea primigenia, que no es otra, sino de ser feliz
Es nuestra decisión. Lo importante de esta segunda vertiente del despertar es que seamos lo suficientemente responsables para asumir esta postura y no buscar afuera lo que realmente está adentro, hemos decidido quedarnos allí y ya, también es válido si a ti te sirve.
Hasta que a lo mejor, en algún momento, nuestra alma, cuerpo y mente digan hasta aquí…y vuelvas a tener esa iluminación
Yo soy de las que piensa que nunca es tarde para tomar la decisión de ser feliz… ¿y tú?
Hasta un próximo reencuentro...
Charo De Sousa C.
Codirectora y Terapeuta.
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